Después de hacer una mínima incisión en la ingle (de aproximadamente 2 mm), insertamos un pequeño tubito o catéter y lo conducimos guiado por Rayos X hacia la arteria uterina que nutre de sangre el mioma.
La embolización de mioma uterino se realiza en una sala especial de Angiografía con condiciones de esterilidad, tras la colocación de anestesia epidural. Se emplean catéteres y microcatéteres muy finos (de menos de 1 mm de diámetro), con los que se alcanzan las arterias uterinas embolizando los miomas con partículas con medidas de tamaños adaptados al calibre de los vasos que vamos a tratar.
El Radiólogo Intervencionista introduce una guía en la arteria uterina que irriga el mioma con sangre. Con la ayuda de la guía se introduce un microcatéter para poder inyectar micropartículas de material acrílico (Embosphere ®) suspendidas en un medio de contraste. Estas pequeñas partículas, del tamaño de granitos de arena, son llevadas hasta el mioma uterino por el flujo de sangre, donde obstruyen los vasos. De esta manera cortan la llegada de sangre, logrando así que el mioma “se seque” y disminuya de tamaño y de densidad. Estás partículas son inocuas y quedan intregradas dentro del mioma uterino que se reduce de tamaño. Se han usado durante muchos años con total seguridad en la embolización de sangrados. Esto es lo que se denomina embolización.
El periodo de recuperación consiste en 48 horas de hospitalización tras las cuales la paciente es dada de alta con analgésicos y antiinflamatorios que llevará pautados durante una semana.
Una semana después suele ser habitual la incorporación al trabajo y a la vida activa.